doi: 10.56294/mw2024608
REVISIÓN
The formation of values higher education and the health professional
La formación de valores la enseñanza superior y el profesional de la salud
Maria de la
Caridad Casanova Moreno1 *, Francisco Machado Reyes2
*, Wagner González Casanova3
*, Daimy Casanova Moreno4
*, Luis Enrrique
Echevarría Martínez5
\1Universidad de Ciencias Médicas, Departamento de Calidad. Pinar del Río, Cuba.
2Universidad de Ciencias Médicas, Departamento de Enfermería. Pinar del Río, Cuba.
3Universidad Hermanos Saiz Montes de Oca, Departamento de Extensión Universitaria. Pinar del Río, Cuba.
4Universidad de Ciencias Médicas, Departamento de Servicios Farmacéuticos. Pinar del Río, Cuba.
5Universidad de Ciencias Médicas, Departamento de Posgrado. Pinar del Río, Cuba.
Citar como: Casanova Moreno MdlC, Machado Reyes F, González Casanova W, Casanova Moreno D, Echevarría Martínez LE. The formation of values higher education and the health profesional. Seminars in Medical Writing and Education. 2024; 3:608. https://doi.org/10.56294/mw2024608
Enviado: 13-12-2023 Revisado: 03-03-2024 Aceptado: 12-05-2024 Publicado: 13-05-2024
Editor: PhD.
Prof. Estela Morales Peralta
Autor para la correspondencia: Maria de la Caridad Casanova Moreno *
ABSTRACT
Introduction: the term value is related to the very existence of the person, since it affects their behavior, configures and models their ideas and conditions their feelings; therefore, values are the foundation of personal and social order and balance. Higher education demands comprehensive training and education in values of teachers, whose achievement is a challenge today.
Objective: to identify the formation of values, their integration in the work of higher education and the health professional.
Method: a bibliographic review was carried out using the descriptors: formation of values; ethical concepts; higher level education. The bibliographic compilation methods were used, as well as its analysis and synthesis.
Development: addressing the study of values in higher education implies returning to the study of ethics. University education seeks to train comprehensive professionals for society, so its preparation must include the delivery of knowledge, skills and values. The formation of values in higher education is a very complicated issue to address, for this reason it is necessary to have teachers concerned about training ethical professionals, in order to impact and break structures that harm the development of society.
Conclusions: the research shows that university students should promote values a little more. The value of obtaining them overrides a good habit as excellent professionals with good ethics. Values are forged in the family, but the role of the faculty in promoting their improvement is indisputable.
Keywords: Formation of Values; Ethical Concepts; Higher Level Education.
RESUMEN
Introducción: el término valor está relacionado con la propia existencia de la persona, puesto que afecta su conducta, configura y modela sus ideas y condiciona sus sentimientos; por consiguiente, los valores son el fundamento del orden y el equilibrio personal y social. La enseñanza superior demanda la formación integral y la educación en valores de los docentes, cuyo logro es un reto en la actualidad.
Objetivo: identificar la formación de valores, su integración en el trabajo de la enseñanza superior y el profesional de la salud.
Método: se realizó una revisión bibliográfica utilizando los descriptores: formación de valores; conceptos éticos; enseñanza superior. Fueron utilizados los métodos de recopilación bibliográfica, así como análisis y síntesis de la misma.
Desarrollo: abordar el estudio de los valores en la educación superior implica retomar el estudio de la ética. La educación universitaria busca formar profesionales integrales para la sociedad, por lo que en su preparación se debe incluir la entrega de conocimientos, destrezas y valores. La formación de valores en la educación superior es un tema bastante complicado de abordar, por ello se debe contar con docentes preocupados por formar profesionales éticos, a fin de impactar y romper estructuras que perjudique el desarrollo de la sociedad.
Conclusiones: la investigación manifiesta que los universitarios deben impulsar un poco más los valores. El valor de obtenerlos sobrelleva a un buen hábito como excelentes profesionales con una buena ética. Los valores se fraguan en la familia, pero es indiscutible el papel del claustro para propiciar su perfeccionamiento.
Palabras clave: Formación de Valores; Conceptos Éticos; Enseñanza Superior.
INTRODUCCIÓN
El término valor está relacionado con la propia existencia de la persona, puesto que afecta su conducta, configura y modela sus ideas y condiciona sus sentimientos; por consiguiente, los valores son el fundamento del orden y el equilibrio personal y social. Los valores pueden ser realizados, descubiertos e incorporados por el ser humano, y en esta triple posibilidad, reside su importancia pedagógica.(1)
Al estudiar el concepto de valor se podría decir que etimológicamente se entiende por valorar, o sea, el aprecio o la estimación que se le da a un ente (persona, cualidad u objeto). Existen tres tipos fundamentales de interpretación de valor: la dimensión ético-filosófica, la dimensión económica y la filosófica. La primera sería la más típica, y las otras dos se podrían situar en relación con los hábitos.(1)
Los valores universales de verdad, justicia, respeto, humanismo, solidaridad, libertad, responsabilidad, igualdad, fraternidad, solidaridad, equidad, paz, bondad, honradez y honestidad; completan la formación de la persona en el sentido de un estado de paz y armonía.
Estos valores están presentes desde los inicios de la humanidad, y su transmisión ha sido una preocupación constante de todas las culturas, a la vez que constituye una de las bases sobre la cual la ética y la moral se fortalecen en cualquier campo y época. Conocer el valor propio y honrar el valor de los demás, es la verdadera manera de ganar respeto.(1)
A principios del siglo XXI surgió la necesidad de llegar a un acuerdo mundial sobre los valores comunes y los principios éticos universales, con vistas a fomentar una educación en aras de la paz, que ayude a establecer la convivencia pacífica entre individuos, familias, comunidades, etnias, naciones y culturas, para así avanzar a la meta deseada de una fortaleza humana homogénea para este nuevo milenio.
En la actualidad se han dejado un poco atrás los conceptos de la moral y los valores que la rodean. Si una persona no acepta un valor, en todo caso se debe a una ceguera axiológica, pero no a la invalidez o inexistencia del valor.(1)
Los autores consideran y comparten la idea que la tarea de enseñar es tan complicada como el mismo ser humano, porque en el contexto educativo concurre la complejidad humana como término de disímiles costumbres, culturas, razas, religiones y estratos sociales, entre otros.
La enseñanza superior demanda la formación integral y la educación en valores de los docentes, cuyo logro es un reto en la actualidad, por influjos como la globalización neoliberal, que se pronuncia en una ideología económica a fuerza de mercado, la cual no se manifiesta a los beneficios de los países en vías de desarrollo.
La formación en valores en la sociedad del nuevo siglo, se torna más compleja y multilateral pues se trata de los componentes de la personalidad, sus contenidos y sus formas de expresión a través de conductas y comportamientos en la realidad que se vive, ya que los valores no se aprenden de la misma forma que los conocimientos y habilidades, sino que este proceso está condicionado por el desarrollo y la experiencia histórica social e individual de cada uno y en él influyen otros factores:(2)
• El medio familiar.
• La ideología imperante a nivel de la sociedad.
• La situación económico-social.
• La preparación educacional que reciben en la institución formadora y el entorno social donde interactúa.
Existen, en las instituciones, normas establecidas por códigos y reglamentos que son supervisadas por comisiones para promover comportamientos adecuados en el cumplimiento de la misión de éstas. Entre los códigos de ética más antiguos se encuentran los relacionados con la Medicina, que rigen la conducta médica. En Cuba, el código de Ética médica contiene las normas éticas que formulan los valores y principios por las que se rigen los profesionales y técnicos de la salud; como complemento a éste existen otros códigos, como el código de los Cuadros del Estado Cubano y el código de los Profesionales de la información en salud, que se aplican en el sector y contribuyen a lograr la cultura en valores y comportamiento individual y colectivo que se desea en las instituciones de salud.(2)
Las Universidades de Ciencias Médicas cubanas cuentan con una estrategia intencionada que propicie la formación de mujeres y hombres que posean las cualidades y valores que de ellos espera la sociedad, tomándose en consideración que esta formación es un proceso continuo y complejo, que requiere la precisión constante de los objetivos que se quieren alcanzar, así como la evaluación sistemática de su comportamiento y exige proporcionar información creíble, donde se establezca una relación directa entre lo que se aprende o conoce con lo que se siente y se aspira; es preparar a cada uno de los profesionales y técnicos de la salud en el “SABER HACER” y en el “SABER SER”. Esto implica desarrollar las estrategias y herramientas necesarias para poder interactuar con el momento histórico en el que le toca vivir y sentir satisfacción como individuo, como sujeto protagónico y transformador del escenario histórico en que desarrolla su vida.(3)
Por todo lo antes expuesto surge esta investigación con el objetivo de identificar la formación de valores, su integración en el trabajo de la enseñanza superior y con el profesional de la salud.
MÉTODO
Se realizó una revisión bibliográfica utilizando los métodos de recopilación bibliográfica, así como el análisis y síntesis de la misma tanto en libros y revistas impresos como en internet a través de la base de datos. Se seleccionaron definitivamente las publicaciones que orientaban hacia la validez del tema objeto de estudio.
DESARROLLO
De acuerdo con el paradigma de Nietzsche, el hombre concede valores a las cosas para sostenerse a sí mismo; fue él quien primero asignó un sentido de las cosas, un sentido de lo humano. De ello, podemos deducir que la tarea de una educación moral es poner y crear valores que llenen el sentido humano a las cosas, las acciones y realizaciones que guardan relación con el hombre y que este mismo efectúa.(4)
Consideramos que los modos de actuación y las conductas en los diferentes contextos de la vida son condicionados por lo personológico como ente social expresa que las cosas no son valiosas por sí mismas, sino que tienen el valor que nosotros les damos y por eso cada persona tiene su propia escala de valores. Asimismo, específica que no todos nos comportamos igual ante las vivencias y los problemas de la vida; según los valores a los que les damos prioridad, le damos sentido a lo que hacemos. Los valores son los ejes fundamentales por los que se orienta la vida humana y constituyen, a su vez, la clave del comportamiento de las personas.(4)
Para Guevara (2007), los valores son construcciones humanas, adquiridas a través del proceso socializador del grupo al que se pertenece (familiar, educativo, religioso, político, laboral, entre otros), pues el viviente humano en su variada vida de relación los aprende de personas que le son significativas.
Para Sanders (2005), los valores son conceptos abstractos que conllevan complejidad en su definición, medición e incluso explicación. Los valores, sean generales o particulares, están fuertemente impregnados con la cultura en la que se dan; si bien hay valores denominados universales, hay otros que dependen de su situación geográfica. Los valores cambian con las generaciones y son adyacentes a las leyes basadas en valores; estos son el elemento que cohesiona y norma a las sociedades, les da forma y límite. Los valores están siempre presentes, si bien invisibles, determinan en forma cotidiana, y a largo plazo, el rumbo de las sociedades en particular y de la humanidad en general.(4)
García, (2003), Fabelo (2004) y Díaz (2011) consideran que los valores permiten resaltar aspectos significativos con relación a la comprensión de su esencia, entre los que se encuentran los componentes que intervienen en su proceso de formación:(4)
• Unidad dialéctica entre los aspectos objetivos y subjetivos; lo individual y lo social.
• Son construidos por los individuos dentro de sus correspondientes grupos, de acuerdo con sus necesidades, intereses y vivencias.
• Ejercen función reguladora de la actividad humana.
• Su aprendizaje es relativamente estable en el tiempo y permiten comparar normas de actuación.
• Se manifiesta como un fenómeno socio histórico y se sustenta en el aspecto interactivo del sujeto y el objeto.
• Es todo aquello que es deseable o interesa a un sujeto en función de su carácter o por su concepción como satisfactor de una necesidad e influye en su conducta de elección.
Se asume desde esta investigación que la necesidad del estudio de los valores ha coexistido perpetuamente e indica a los intereses de clases y a las condiciones específicas. Por ello, se concibe ineludible estar al tanto del estudio teórico de los valores para concentrar los influjos educativos que accedan conservar las conquistas sociales conseguidas.
Abordar el estudio de los valores en la educación superior implica retomar el estudio de la ética. Hablar de ética entraña atender una cuestión típicamente humana, ya que el ser humano es el único del cual dependen sus propias decisiones, no solamente para vivir adecuadamente, sino también para construir su propia identidad. Para, la ética consiste en aquella dimensión de la filosofía que reflexiona sobre la moralidad; es decir, aquella forma de reflexión y lenguaje moral, ligado de manera inmediata a la acción. La ética no puede limitarse únicamente a fundamentar la praxis social. Para este filósofo, los principios se encarnan en la vida social y personal, abriendo numerosos campos de estudio como la ética cívica, la educación moral, la ética económica y ética profesional. El estudio de la ética profesional por su parte, es un referente fundamental, implica considerar los valores de la profesión que se va a desempeñar y su apropiación de manera reflexiva y crítica. Coadyuva a la consolidación de la personalidad y el carácter del profesionista, al dotarlo de principios y valores morales que normarán su comportamiento y posibilitarán su actuar ético en el quehacer profesional, lo cual constituye, entonces, el nacimiento de esferas de actuación profesional específicas, acerca de los principios de la ética general, incluyendo los bienes propios, valores, metas y hábitos de cada ámbito de actuación profesional, como demanda de los ciudadanos, políticos, científicos y expertos.(5)
El constructo valor, como componente de la ética profesional, se orienta de manera directa a precisar el concepto e interpretación, lo que no es tarea fácil debido a que no existe una teoría general, única e integral sobre el tema; por el contrario, la categoría valor constituye el objeto de estudio de diferentes disciplinas y líneas de investigación, mismas que ofrecen un corpus teórico integrado.
La investigación sobre los valores en educación pretende clarificar el proceso mediante el cual son priorizados por los estudiantes y la manera en que influyen en las actitudes y conducta humana (función descriptiva-explicativa). Asimismo, se ubica la función predictiva, enfocada en aventurar predicciones acerca de los posibles comportamientos sustentados en valores.(5)
La necesidad de incorporar valores en la formación de las distintas etapas educativas, a la que suele denominarse con la expresión educar o formar en valores, es compartida por la mayoría de las instancias sociales (GUNI, 2008). En la universidad es un componente esencial de la formación integral de los estudiantes, para que estos se desarrollen como profesionales competentes y ciudadanos comprometidos con la mejora de la sociedad. Asimismo, los distintos ámbitos profesionales y sociales han asumido la presencia de los valores en sus organizaciones y en sus prácticas y han solicitado a los profesionales actuales y futuros un perfil que los incorpore.(6)
Los educadores deben tener sentido del momento histórico para realizar con éxito esta labor y dominar conceptos filosóficos, psicológicos y pedagógicos relacionados con los valores y su educación, como depositarios de una objetividad social, no ajena al universo humano, pero sí, condicionados por los intereses de la sociedad, esa es su dimensión objetiva; la subjetiva se refiere a la forma en que los valores son reflejados en la conciencia individual y colectiva como resultado de un proceso de valoración, lo que posibilita que cada sujeto estructure su propio sistema subjetivo de valores.(7)
Compartimos la idea de algunos expertos al plantear que el sistema de valores está establecido por las formas de vida de la sociedad en las que el sujeto vive y se desarrolla, lo que suscita, que al cambiar las relaciones sociales y esencialmente las económicas, se ponderan, de una forma desemejante, los existentes a nivel de sociedad, o se menoscaban a nivel de individuo a nuestro juicio aquellos que en su escala de valores no habitaban lo sobradamente interiorizados y afianzados, y que cualquiera entorno externo lo llevó a ello.
En muchos casos el maestro sigue utilizando métodos tradicionalistas, lo más que pueden lograr es formar hombres con poca creatividad, pasivos, que se conforman con lo que hacen o tienen, por eso los valores deben abordarse de acuerdo a la dinámica de la sociedad actual, profundizando en el enfoque formativo de planes y programas implementados, atendidos y llevándolos a cabo. Debemos entender que el desenvolvimiento diario de cada individuo, está impregnado de acciones valorativas que comparte con otros individuos de su propia cultura, que se realiza a través de interacción comunicativa, acciones y comportamientos, de modo que si deseamos comprender, interpretar y explicar el significado de la dimensión valorativa que prevalece en determinada realidad, en su contexto de tiempo y espacio específico, es preciso conocer el discurso conocido y oculto que prevalece en la interacción social y el significado que se otorga al mismo, así como las actitudes, rutinas y tradiciones de los individuos.(8)
La educación universitaria busca formar profesionales integrales para la sociedad, por lo que en su preparación se debe incluir la entrega de conocimientos, destrezas y también valores. En una profesión de la salud, donde el que pide atención es una persona que requiere ayuda y espera encontrar acogida y comprensión por parte del tratante y no sólo una respuesta técnica a sus necesidades. Ante esto podemos preguntarnos si es factible influir en la escala de valores de estudiantes que son adultos jóvenes, provienen de ambientes muy variados y ya han recibido una educación ética en el entorno familiar y en su educación escolar. (9)
Los autores consideran que durante la enseñanza profesional periódicamente se perfilan instrumentos que consienten evaluar la adquisición de conocimientos y el desarrollo de habilidades, pero medir la formación en valores que está albergando el estudiante no es fácil.
La dimensión ética y valoral de los estudiantes universitarios se puede analizar desde dos perspectivas: lo deseable y lo asumido como compromiso de la disposición y la acción. En el primero se conservan valores considerados como el bien, entre ellos son destacadas la confianza, lealtad, sinceridad y solidaridad. En lo segundo, los valores cambian, ya que depende de los problemas tales como el incumplimiento de los compromisos como estudiantes.(10)
Los valores se ubican entre las competencias genéricas. Otro aspecto importante es que las competencias genéricas no pueden formarse al margen de las específicas lo que expresa en la formación integral del profesional. La creatividad, la capacidad de investigación, las habilidades de comunicación oral y escrita, los valores como competencias genéricas, adquieren sentido para el estudiante universitario sólo en la medida que se vinculen al desempeño de la profesión. (11)
En la formación de valores, el profesor, sin dejar de ser cada vez más actualizado y profesionalmente técnico en la atención a los pacientes, ha de velar por ser cada vez más sensible, más humano, más comprometido y estar cada vez más disponible para sus pacientes, de manera que al educando le lleguen con fuerza sus conocimientos y, a la par, le inculque el desarrollo de estas cualidades que pueden llegar a ser verdaderas virtudes en el quehacer de su actuación futura, hacerlo un buen profesional, un buen médico. Estos son valores que deben ser inculcados en los médicos y especialistas en formación.
Otros valores que se hace necesario trasmitir al educando son la humildad y la sencillez al establecer la relación médico-paciente; así, el médico puede ganar más fácilmente la confianza del enfermo y sus familiares, valores que reforzarán, en el orden asistencial, la transmisión de sus conocimientos científicos. El profesor debe mostrar respeto a los criterios de sus colegas y colaboradores, así como modestia y autoridad ante sus educandos; ser crítico y analizar con sinceridad y comprensión las opiniones de los demás colegas sin mostrar rasgos de autosuficiencia para la solución de situaciones comprometidas o no resueltas, en el enfoque de la atención a un paciente determinado.(12)
Se está de acuerdo en que no puede el médico en formación o en desarrollo conformarse ni estar satisfecho con la incorporación solamente de nuevos y valiosos conocimientos científicos, tiene que estar presto a recibir consejos y asimilar cambios en sus actitudes tendientes a consolidar su personalidad científica y humanista, y el profesor ha de esforzarse en todo momento para que su conducta sea el ejemplo en el que todos estos valores, tal vez virtudes, en el quehacer diario lo distingan para que influyan con fuerza y efectividad en la formación integral del estudiante o el residente que tiene a su cargo preparar como profesional de la Salud.(12)
La educación en valores es un proceso continuo que comienza con la atención y educación del niño en la familia y se extiende hasta la Universidad, y llega a la educación posgraduada. Para el profesional de la salud no sólo es importante recibir una educación rica en valores que coadyuve al fortalecimiento de su formación humanística, sino también comprender en su totalidad el proceso de la valoración que subyace en la relación profesional de la salud-paciente. El carácter humanista del profesional de la salud es el resultado de un proceso que debe desarrollarse a todo lo largo de su formación en la Educación Superior, por lo que es necesario un pensamiento axiológico que le permita comprender la base ideológica de su actuación en su entorno laboral a la luz de las exigencias de la época.(13)
La formación de valores en la educación superior es un tema bastante complicado de abordar, por ello se debe contar con docentes que se preocupen por formar profesionales éticos, a fin de impactar y romper estructuras que perjudique el desarrollo de la sociedad.(14)
A partir del siglo XX se generalizó en el mundo la percepción de una crisis de valores en la sociedad, que se ha agudizado. Existe la tendencia a definirla como “crisis de los paradigmas sociales y humanistas” o “crisis de valores”. En Cuba, en el primer quinquenio de este siglo XXI, también se ha hablado acerca del tema en distintos escenarios, y en diversos círculos académicos y científicos se le prestó una atención privilegiada a la axiología. Este interés especial se hizo más evidente después de la década del ‘90, marcada por la crisis económica mundial, que en Cuba se sintió mucho más debido a la caída del socialismo en los países de Europa del Este y al mantenido, injusto y criminal bloqueo económico de Estados Unidos de Norteamérica.(15)
Por otra parte, existe una constante invasión del espacio virtual de los adolescentes, donde se promocionan abiertamente antivalores como el culto a las sociedades de consumo y se impone la cultura occidental a los habitantes de los países menos desarrollados. En muchos casos, esto propicia que prevalezcan estos antivalores por encima de los propios valores del individuo, con la consiguiente pérdida de identidad.(16,17)
La política de formación de los profesionales y los técnicos de la salud en Cuba le atribuye a la axiología una función normativa de la conciencia social, al potenciar el desarrollo de valores que favorecen la perpetuación de la cultura. Esta política se nutre de diversas influencias: los estudios relacionados con el impacto del modelo educativo recomendado por Flexner y su contribución a la consolidación del paradigma biomédico clínico individual y curativo, el cual se ha mantenido casi inalterable por más de un siglo; la Reforma de Córdoba, Argentina, en 1918, con su marcada proyección social de los diseños curriculares; la Declaración de Alma-Ata, Kazajistán, en 1978; las reuniones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO); la Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y el Caribe; y el pensamiento y la acción de Fidel Castro Ruz. Todas estas contribuciones permitieron perfilar su paradigma: la atención primaria de salud.(17,18)
Cada carrera universitaria tiene en su plan de estudios fundamentos axiológicos que promueven la formación de valores en correspondencia con el perfil profesional y las convicciones que sustentan su desempeño. La educación en valores es un proceso continuo que comienza con la atención y educación del niño en la familia, se extiende hasta la universidad y llega a la educación posgraduada. Para el profesional de la salud no solo es importante recibir una educación rica en valores que coadyuve al fortalecimiento de su formación humanística, sino también comprender en su totalidad el proceso de valoración subyacente en la relación profesional de la salud con el paciente.(17,18)
Los actuales y futuros retos educativos de los profesionales de la salud cubanos requieren, como primera exigencia, articular la unidad patriótica y moral del pueblo; desarrollar valores y patrones de vida revolucionarios, abrir cauces a las legítimas aspiraciones individuales y colectivas. Para ello, se deben enfrentar prejuicios de todo tipo que aún persisten en el seno de la sociedad cubana.(17,19)
El Comandante Fidel Castro, al referirse al papel educativo de la historia, planteó “… de modo que estudiar la historia y estudiarla a fondo es, quizás, el instrumento más extraordinario de que dispongamos para transmitir valores, sentimientos patrióticos, sentimientos revolucionarios, sentimientos heroicos.” A lo largo de la de la carrera de Medicina y como resultado de su objetivo eminentemente humanitario, la labor del médico y los profesionales de la salud en general está regida por principios y requisitos éticos y morales.(17)
Lo expuesto constituye un reto para las universidades desde los puntos de vista de la preparación inicial y de la permanente; sobre todo para los profesores, que tienen la responsabilidad de multiplicar –con su ejemplo y sus conocimientos–, los valores revolucionarios, y potenciar su función formativa y su carácter educativo para graduar profesionales integrales y competentes.(17)
En resumen la formación de valores en la educación superior, se caracteriza por ser un proceso sistémico, sistemático, dialéctico, intencional, complejo, multifactorial, dinámico, prolongado, concéntrico, escalonado, integral, individualizado, contextualizado, flexible y profesionalizante.(20)
A juicio de los autores y adheridos a lo planteado en la bibliografía, la educación en valores que se despliega en el contexto de las ciencias médicas cubanas se fragua a través de lo curricular y extracurricular durante la formación del estudiante, y se perpetúa in extenso de la vida profesional.
CONCLUSIONES
La investigación manifiesta que los universitarios deben impulsar un poco más los valores. El valor de obtenerlos sobrelleva a un buen hábito como excelentes profesionales con una buena ética. Los valores se fraguan en la familia: esta es la médula de formación del estudiante. Apoyándose de entidades educativas se consigue obtener un bienhechor fundamento integral de la persona. Pero no solo estos son los garantes, sino también la religión, los amigos y todo aquello que nos encierra. Es indiscutible el papel del claustro para propiciar el perfeccionamiento de la educación en valores como una contribución a la formación ética de estos profesionales, no solo a través de quehaceres de educación formal en el ámbito de la escuela, sino también en otros contextos de educación en general, así como en los espacios de educación familiar, social y mediática.
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FINANCIACIÓN
Los autores no recibieron financiación para el desarrollo de la presente investigación.
CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declaran que no existe conflicto de intereses.
CONTRIBUCIÓN DE AUTORÍA
Conceptualización: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes.
Curación de datos: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes.
Análisis formal: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Wagner González Casanova, Daimy Casanova Moreno, Luis Enrrique Echevarría Martínez.
Investigación: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Wagner González Casanova, Daimy Casanova Moreno, Luis Enrrique Echevarría Martínez.
Metodología: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Wagner González Casanova, Daimy Casanova Moreno, Luis Enrrique Echevarría Martínez.
Administración del proyecto: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes.
Recursos: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Wagner González Casanova, Daimy Casanova Moreno, Luis Enrrique Echevarría Martínez.
Supervisión: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Luis Enrrique Echevarría Martínez.
Validación: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Luis Enrrique Echevarría Martínez.
Visualización: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Wagner González Casanova, Daimy Casanova Moreno, Luis Enrrique Echevarría Martínez.
Redacción – borrador original: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Wagner González Casanova, Daimy Casanova Moreno, Luis Enrrique Echevarría Martínez.
Redacción – revisión y edición: Maria de la Caridad Casanova Moreno, Francisco Machado Reyes, Wagner González Casanova, Daimy Casanova Moreno, Luis Enrrique Echevarría Martínez.